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Autoestima y Autoconcepto

Los términos autoconcepto y autoestima son empleados con frecuencia como sinónimos para referirse al conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo, productos de la actividad reflexiva (García y Musitu, 1999), si bien suelen ser conceptos que podrían parecerse o confundirse, sí se encuentran diferencias a nivel teórico y práctico.


Autoconcepto : Es el concepto que el individuo tiene de sí mismo como un ser físico, social y espiritual; el conjunto de elementos que la persona utiliza para describirse, lo que equivaldría a las percepciones que tiene el individuo sobre sí mismo (Harter, 1990). El autoconcepto se considera una entidad con múltiples facetas o como un conglomerado de distintas concepciones en el que conviven aspectos estables con otros cambiantes y maleables (García y Musitu, 1999). Tiene una dimensión social y se aprende como consecuencia de las experiencias de interacción con el mundo físico y con las personas.


En el autoconcepto se pueden encontrar áreas específicas (Pope, McHale y Graighead, 1996; Sureda, 2001):


Auto concepto académico: concepción de uno mismo como estudiante, como resultado del conjunto de experiencias. No abarca la aptitud y el éxito académico, sino la concepción del adolescente de si es lo «suficientemente bueno», ya que puede ser un estudiante destacado pero no sentirse válido.


Autoconcepto social: incluye los sentimientos de uno mismo en cuanto a la amistad, y es consecuencia de las relaciones sociales, de su habilidad para solucionar problemas y de la adaptación y aceptación social. Aquí se engloban las sensaciones relativas a «si le cae bien o mal a sus compañeros»


Autoconcepto personal y emocional: se refiere a los sentimientos de bienestar y satisfacción, al equilibrio emocional, a la aceptación de si mismo y a la seguridad y confianza en sus posibilidades.


Autoconcepto familiar: refleja sus propios sentimientos como miembro de la familia. Será positivo si se identifica como un miembro querido por su familia, a quien se le valoran sus aportaciones y que se siente seguro del amor y del respeto que recibe de sus padres y hermanos.


Autoconcepto global: es la valoración general de uno mismo y se basa en la evaluación de todas las áreas. Se reflejarÍa en sentimientos como «En general estoy satisfecho de cómo soy».


Se podría decir que el autoconcepto corresponde a la descripción mental que el sujeto hace de si mismo en tres dimensiones (cognitiva, afectiva y comportamental) y en varias áreas: trabajo y escolar, familiar, relaciones sociales, aspecto físico y moral-ética.


Ahora, el término Autoestima expresa el concepto que uno tiene de si mismo, según unas cualidades que son susceptibles de valoración y subjetivación (Musitu, Román y Gracia, 1988). El sujeto se autovalora en función de estas cualidades, que son consideradas como positivas o negativas. La autoestima se presenta como la conclusión del proceso de autoevaluación: el joven tiene un concepto de si mismo y después se valora en más o en menos, se infra o sobrevalora.


En pocas palabras la autoestima es el grado de satisfacción personal del individuo consigo mismo, la eficacia de su propio funcionamiento y una actitud evaluativa de aprobación que siente hacia sí mismo.


Es el concepto que tenemos de nuestra valía y se basa en todos los pensamientos que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida. Tiene un componente afectivo y evaluable, ya que cada descripción de uno mismo está cargada de connotaciones emotivas, afectivas y evaluativas (Gecas, 1982).


La autoestima sería la evaluación que la persona realiza de las diferentes representaciones que tiene de sí misma en distintas áreas. De esta manera, una misma persona puede tener una alta autoestima, por ejemplo en el área familiar, y no tenerlo en el ámbito laboral. Es decir, la autoestima es el resultado de la discrepancia entre la percepción de uno mismo (la visión objetiva) y el ideal de uno mismo (aquello que la persona valora, lo que le gustaría ser).


Por tanto, autoestima y autoconcepto están estrechamente relacionados: si la autoimagen (o autoconcepto) satisface a la persona, la valoración es positiva, por lo que eleva la autoestima. En cambio, cuando la autoimagen no satisface al sujeto, se produce una valoración negativa que provoca, a su vez, el descenso de la autoestima. Así pues, la autoestima mejora o empeora cuando lo hace el autoconcepto. Además de la autoestima y del autoconcepto, también se considera el componente conductual, que se refiere a la decisión de actuar a partir de la valoración de la autoestima.


La autoestima como concepto multidimensional

La autoestima puede considerarse como un concepto multidimensional, que engloba, entre otros, las siete «Aes de la autoestima»: aprecio, aceptación, afecto, atención, autoconsciencia, apertura y afirmación (Bonet, 1997).


La persona que se «autoestima» lo suficiente posee, en mayor o menor grado, las

siguientes características:

— Aprecio de uno mismo como persona, independientemente de lo que pueda hacer o poseer, de tal manera que se considera igual, aunque diferente, a cualquier otra persona.

— Aceptación tolerante de sus limitaciones, debilidades, errores y fracasos, reconociendo serenamente los aspectos desagradables de su personalidad.

— Afecto: Actitud positiva hacia sí mismo, de tal manera que se encuentra bien consigo misma dentro de su piel.

— Atención y cuidado de sus necesidades reales, tanto físicas como psíquicas.

— Autoconsciencia, es decir, darse cuenta del propio mundo interior, y escucharse a sí mismo amistosamente.

— Apertura, actitud abierta y atenta al otro, reconociendo su existencia y afirmándolo, lo que parte del reconocimiento de que no podemos vivir de forma aislada e independiente de los demás


¿Cómo influye la autoestima en la vida?


En la infancia y la adolescencia, una autoestima saludable es especialmente importante, ya que actúa como el filtro a través del cual se perciben los jóvenes, valorando las distintas experiencias vividas. La competencia socioemocional que se deriva de esta autovaloración positiva, puede ayudar al niño a evitar futuros problemas graves (Pope, McHale y Craighead, 1996). Por tanto, la autoestima impregna el comportamiento general del joven en todas las áreas (escolar, familiar, social) incluyendo la salud psicológica y el rendimiento académico.


La baja autoestima se relaciona con altos niveles de ansiedad, inseguridad, poca estabilidad emocional, bajo apetito, insomnio, soledad, hipersensibilidad a la crítica, pasividad, competitividad, destructividad.


Tener una autoestima y un autoconcepto positivos es de capital importancia para la vida personal, profesional y social. El autoconcepto favorece el sentido de la propia identidad, constituye el marco de referencia desde el que interpreta la realidad externa y las propias experiencias, influye en el rendimiento, condiciona las expectativas y la motivación y contribuye a la salud y al equilibrio psíquicos. Se puede afirmar que el autoconcepto y la autoestima están en el centro del acontecer personal y social de todo individuo (Marchago, 1996).


Para mayor información puede revisar:

Quiles, J ., Espada, J. (2004). Educar en la autoestima (2 ed)- Madrid. Editorial CC

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